El Nuevo Mensaje sobre la libertad


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 3 de febrero de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The New Message on Freedom

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Todos quieren libertad: libertad para sobrevivir, libertad para estar seguros, libertad para satisfacer las necesidades básicas de la vida —comida, agua, ropa y refugio—. Todos quieren libertad para perseguir sus objetivos e intereses. Todos quieren la libertad para establecer relaciones significativas con otros.

Cualquiera que sea la forma que tome el deseo de libertad, este es universal, tanto dentro de este mundo como dentro de la Comunidad Mayor de mundos en el Universo que os rodea.

Más allá de satisfacer ciertos requisitos básicos de la vida, la libertad representa una necesidad más profunda del alma, y ​​esta necesidad más profunda se expresa por sí misma a través de la comprensión de la persona, mediante sus ideas y asociaciones. Pero el impulso puro proviene de lo más profundo de ellas, más allá del ámbito del intelecto o de la comprensión intelectual.

Si bien todos quieren libertad y todos necesitan libertad, muy pocas personas en el mundo actual entienden qué es la libertad y para qué es realmente la libertad. Ciertamente todos quieren liberarse de cosas. Quieren liberarse de la privación. Quieren liberarse del daño. Quieren liberarse de los retos y dificultades de vivir en la realidad física. Quieren liberarse de la opresión. Quieren liberarse de la enfermedad. Quieren liberarse de muchas cosas. La lista sigue y sigue y sigue; y en un nivel muy básico, las personas quieren libertad para cosas, para satisfacer los requerimientos básicos de la vida y demás.

Pero la realidad es que la libertad es para después de satisfacer estos requerimientos, para después que se haya establecido un cierto grado de estabilidad y seguridad —que demasiadas personas aún no han logrado—, pues una vez que esto se establece, el deseo de libertad continúa.

No estás satisfecho cuando tienes suficiente para comer y beber, cuando tienes refugio, ropa adecuada. Incluso cuando tienes relaciones significativas y de apoyo, cuando tienes un empleo adecuado, cuando satisfaces todas las necesidades básicas que permanecen sin satisfacer para tantas personas en el mundo, el anhelo de libertad continúa. El deseo de libertad continúa. Este no se ha satisfecho complemente.

Incluso si adquieres riqueza y comodidad y pareciera que estás aislado de las grandes dificultades de la vida, el anhelo de libertad continúa. Es como una sed profunda que solo puede ser apagada por algo muy singular, por algo muy especial, por algo que va más allá de lo que las personas demandan, de lo que ellas desean, de lo que intentan ganar para sí mismas. Entonces todas quieren libertad, pero no saben para qué es.

Básicamente, la libertad tiene que ver con qué te trajo al mundo y por qué estás en el mundo. No estás aquí por accidente. No te arrojaron simplemente aquí un día. No eres solo un producto de los mecanismos de la naturaleza.

Has venido aquí con un propósito superior. Has venido aquí para hacer algo único y especial. Fuiste enviado al mundo para hacer una contribución al mundo, a la calidad de la vida. En el fondo, de eso trata tu libertad.

Si adquieres todo lo que la mayoría de las personas creen que quieren para sí mismas, mucho más allá de satisfacer tus necesidades y requerimientos básicos, el anhelo de esta libertad continuará. Y en las personas que han alcanzado riqueza y aparente seguridad, a menudo la depresión se manifiesta porque han satisfecho los deseos de la mente, pero su necesidad aún no ha sido cubierta. La necesidad más profunda del alma permanece insatisfecha. Su propósito superior y su llamado para venir al mundo realmente no han sido respondidos. Ellas están buscando la libertad para algo, pero aún no lo han encontrado.

Esta necesidad opera a un nivel más profundo, más allá de los deseos, temores y aspiraciones de tu mente. Esta representa la necesidad del alma de cumplir su misión, de encontrar a aquellas personas que son críticas para la experiencia, el descubrimiento y la expresión de esa misión.

Y muy pocas personas en el mundo actual han encontrado su misión. De hecho, muy pocas personas han satisfecho los requerimientos básicos de la vida. Muy pocas personas saben que tienen una misión en la vida, aunque hay una conciencia fugaz de esto en la mente de muchas.

Buscas la libertad implacablemente porque estás aquí para una misión, y si la misión no se ha reconocido, si aun la necesidad de la misión no se ha reconocido, entonces sentirás el deseo de libertad sin saber qué significa, para qué es o cómo puede ser satisfecha. Es la libertad para algo muy esencial.

El deseo de liberarte de las cosas ciertamente continuará, porque el mundo es un lugar peligroso, y puede pasarte cualquier cosa. Es impredecible. Y así seguirá existiendo el deseo de liberarte de las cosas, de la pérdida y de la privación, de la soledad y del aislamiento, de la pobreza, de la enfermedad, de la misma muerte.

Pero el verdadero impulso para la libertad es la libertad para algo. Es para algo más —hablando a una parte más profunda de ti, representando una parte más profunda de ti—, no es solo un mecanismo para establecerte en el mundo y asegurar tu posición. Es otra cosa. Si aún no has sentido esto, es porque no has profundizado lo suficiente dentro de ti. Todavía estás funcionando en la superficie de tu mente, al nivel de los pensamientos y deseos, de los miedos y creencias.

Por supuesto, muchas personas están atrapadas en la superficie con todos sus terrores y grandes atractivos. Pero eso es solo la superficie de tu mente y de tu vida, porque tu vida va de algo más profundo, más sustancial y más permanente.

Las personas están constantemente ocupadas. Están constantemente preocupadas. Viven en un mundo ruidoso alrededor de personas que están constantemente preocupadas. Muchas personas no han tenido la oportunidad o no han corrido el riesgo de escuchar más profundamente dentro de sí mismas.

Aquí es necesario, a veces, una gran decepción o la pérdida de las cosas que se desean para romper la obsesión con la vida en la superficie, para hundirte más profundamente en tu interior donde existe la corriente más profunda de tu vida, una corriente que no está guiada ni determinada por el mundo, una corriente que no está condicionada ni dictada por tus circunstancias inmediatas, una dirección más profunda, como las corrientes más profundas del océano que no son afectadas por los vientos del mundo. Las corrientes más profundas que mueven el agua por todo el planeta no son afectadas por el tiempo que hace cada día.

Del mismo modo, existe una corriente más profunda en tu vida. No puedes entenderla intelectualmente, pero puedes sentirla y comenzar a reconocer que existe algo dentro de ti que es más profundo y más misterioso que el catálogo de tus pensamientos y creencias, de tus deseos y tus miedos.

Una vez que comienzas a descubrirlo, has comenzado las primeras etapas de un largo, profundo y fundamental viaje en la vida. Hasta que sientes esta necesidad más profunda, bueno, simplemente estás jugando en la superficie. Estás dando vueltas alrededor del templo. No has entrado. Estás escuchando el mundo y no la voz más profunda dentro de ti.

Hasta que te conectes con esta corriente más profunda de tu vida que representa un profundo Conocimiento —una mente más profunda dentro de ti, una mente que ha sido creada por Dios para guiarte, protegerte y permitirte cumplir tu misión en el mundo—, hasta que puedas comenzar a experimentarla y reconocerla y seguirla, serás un esclavo de las fuerzas en el mundo y de tus propios temores o ambiciones.

No existe libertad en eso. Incluso si vives en un país que te da ciertas libertades políticas, incluso si vives en el país más libre, no eres libre. Estás cautivo. Tu mente está dominada por las preocupaciones del mundo, por el entorno mental en el que vives, por todas las fuerzas dentro de ese entorno mental que determinan lo que tú pensarás, lo que elegirás, cómo te comportarás, lo que harás para buscar aprobación, lo que es correcto, lo que está mal, lo que es bueno, lo que no es bueno, lo que es apropiado, lo que no es apropiado.

Todo eso estará condicionado en ti, y aunque puedas pensar que eres libre y puedas validar o acentuar tu individualidad, tus pensamientos no son libres. Tus emociones no son libres. Tus ideas no son libres. Tus motivaciones a menudo no son tuyas.

Eres un esclavo de otras fuerzas. Eres un esclavo de tu necesidad de aprobación de otros, de tu deseo de relaciones y romance, de tu búsqueda de un trabajo significativo, de tu necesidad de que los demás te validen, de tu miedo a los demás. Serás conducido como si fueras parte de una manada de ganado, sin saber lo que estás haciendo, por qué estás allí y qué significa eso. Simplemente viviendo cada día, siguiendo adelante, permaneciendo preocupado, intentando permanecer felizmente estimulado; pero siempre temeroso de las sombras, temeroso incluso de ti mismo, temeroso de tus sentimientos más profundos, temeroso de tu conciencia más profunda, temeroso del misterio de tu vida, temeroso del mundo, de cualquiera de las innumerables cosas que podrían despojarte, dañarte o destruirte, temeroso del futuro, temeroso del pasado, corriendo, intentando buscar algo que ni siquiera comprendes, huyendo de ti mismo, incapaz de estar tranquilo un momento, incapaz de calmarte, incapaz de enfrentar las cosas.

¿No es esa la condición de todos a tu alrededor? Y, cuando te encuentras con algunos que no están gobernado por estas fuerzas, ¿no son ellos excepcionales? ¿No se diferencian ellos de los demás, contrastando con los demás?

Cuán pocas personas son conscientes de sí mismas a este nivel más profundo, manteniéndose al margen de la gran oleada de la ambición humana, de la gran oleada de personas que buscan riqueza, ventaja personal y, por supuesto, ellas son las afortunadas. Todas las demás están luchando por sobrevivir, luchando por satisfacer sus requerimientos básicos, aferrándose, resistiéndose.

Incitadas por el miedo a la pobreza y las privaciones, las personas se ven obligadas a buscar una cantidad infinita de riqueza y tranquilidad para sí mismas. Esto es omnipresente en el mundo. Esta es la condición de la familia humana. Ese es el estado actual de la familia humana.

Todas las adicciones, todas las depresiones, toda la mala salud mental y física que ves a tu alrededor son producto de esta desesperación y esta disociación que las personas tienen consigo mismas y con el propósito mayor que las ha traído al mundo.

Debe haber un cambio fundamental en tu comprensión de la libertad. Dicho de manera más simple, tu libertad aquí es para encontrar tu propósito y cumplirlo. Todas las otras libertades que buscas: la libertad para la estabilidad, la libertad para la certeza, la libertad para descubrir la verdad sobre tu vida, la libertad para pensar, la libertad para sentir, la libertad para conocer, la libertad para expresarte, la libertad para ir a donde necesitas ir, la libertad para educarte, incluso la libertad para sobrevivir, son para ese propósito superior.

Si llevas el deseo de libertad a su plena expresión, si lo llevas a su fundamento absoluto, es para eso. Cuando finalmente llegues a esta conclusión después de haber probado los placeres y las tristezas de este mundo —después de haber intentado satisfacerte con personas, lugares, actividades, vacaciones, pasatiempos, deportes y cualquier otra forma de distracción que puedas tener a tu disposición—, cuando finalmente vengas a ti mismo, ya sea por una gran decepción o una súbita comprensión o por un momento de lucidez en tu agitada vida, cuando finalmente llegues a esto, comprenderás de que hay una necesidad mayor dentro de ti y que esta no puede ser satisfecha por todos los intentos desesperados por la felicidad con los que todos a tu alrededor se consagran y comprometen.

Tu comprensión de la libertad debe cambiar si la experimentas, la expresas y conoces su significado más profundo y real. Esto no significa que querer otras cosas esté mal. Necesitas ciertas cosas en la vida, por supuesto. Necesitas una compañía significativa, por supuesto. Necesitas estabilidad y seguridad. Necesitas ciertas cosas, ciertas necesidades que no han satisfecho muchas personas. No te obsesionas con ellas. El énfasis está en encontrar el hilo de la verdad en tu vida.

Dios ha puesto una mente más profunda dentro de ti, la Mente del Conocimiento, porque Dios sabe que nunca encontrarías tu propósito en el mundo sin este Conocimiento más profundo. Te perderías en el mundo, cautivado por el mundo, abrumado por el mundo y por las influencias en los entornos físicos y mentales. Estos moldearían tu vida, tus pensamientos, tus sentimientos, tus intereses, tus aspiraciones; todo.

No tendrías ni idea de a dónde vas, de por qué estás aquí, de qué estás haciendo. No tendrías certeza sobre tu vida, y no habría satisfacción a la necesidad más profunda de tu alma; estarías perdido en el mundo como si estuvieras perdido en un lejano desierto.

Dios sabe que no tomarías las acciones correctas, que no te convertirías en una persona auténticamente íntegra, que ni siquiera cumplirías las expectativas que Dios ha enviado al mundo a través de los grandes Mensajeros. No podrías hacer esto sin el Conocimiento. Por eso cuando comenzó la Separación, cuando comenzó la gran disociación, al principio de los tiempos, se creó el Conocimiento.

Aunque puedas pensar que eres un ser humano, aunque puedas pensar que es miembro de tu familia y tu cultura, aunque puedas creer fervientemente en tu identidad en el mundo, sigues siendo parte de Dios. La Separación, aunque ostensible y aparentemente real, no ha ocurrido completamente. Y por eso existe esperanza para tu vida, existe promesa para tu vida, existe un significado para tu vida y existe un propósito para tu vida.

Puedes pensar lo que quieras, tomar la posición que quieras, proteger tus ideas, proteger tus metas, esconderte del mundo, esconderte de Dios, esconderte de ti mismo, correr como un loco todo el día, pero sigues conectado a Dios. Todavía has venido al mundo con un propósito y una misión. No puedes cambiar eso, verás, pues no puedes cambiar la verdad; y existe una verdad que va más allá de tu perspectiva y de tu posición. Existe una verdad que es más profunda y esencial que tu versión o tu interpretación.

Es como tener una gran montaña elevándose sobre las llanuras. Bueno, dondequiera que mires esta la montaña, se ve un poco diferente, dependiendo de dónde estés mirando. Si estás cerca, si estás lejos, si estás al norte, al sur, al este, al oeste, todo se ve diferente, verás, pero es la misma montaña. No ha cambiado con tu perspectiva.

Puedes debatir con otros sobre la apariencia de la montaña. Tú estás mirando desde el norte. Ellos están mirando desde el sur. Oh, la montaña se ve muy diferente. Debates sobre sus características, sus manifestaciones. Para alguien cercano, es enorme y monumental. Para alguien lejano, bueno, es algo que está en el horizonte. Su experiencia es diferente. Las perspectivas son diferentes. Pero la montaña no ha cambiado. No se ha adaptado a la perspectiva ni a la posición de las personas a su alrededor.

Esto, entonces, es como la verdad sobre tu vida. Puedes tomar cualquier posición. Luce diferente desde diferentes perspectivas. Puedes darte la vuelta y mirar hacia otro lado. «Bueno, ahora no veo ninguna montaña», porque estás de espaldas a ella.

Puedes decir que es importante. Puedes decir que no es importante. Puedes decir que es real. Puedes decir que no es real. Puedes decir que forma parte o no de tu religión. Pero la montaña existe, es un gran hecho de la vida.

Hay un propósito dentro de ti; la gran montaña dentro de ti que está esperando a ser descubierta, esperando a ser escalada, esperando a que comiences el viaje en su dirección y aprendas cómo viajar por sus laderas y vivir en sus alturas.

Aquí comienzas a comprender que quien eres no es tu mente, que tu mente y tu cuerpo son vehículos de expresión en la vida. Estos no constituyen tu verdadera identidad, y ese es un descubrimiento muy profundo. Ese es un profundo paso hacia la libertad.

Si crees que eres tu mente, si te identificas con tus pensamientos, entonces estás completamente a merced del ambiente mental. Puedes pensar que tú estás creando tu realidad, pero realmente estás viviendo en la realidad que todos los demás están creando.

Si crees que eres tu cuerpo, te sentirás débil, indefenso y vulnerable. Serás un esclavo para satisfacer sus necesidades, sus placeres. Siempre vivirás en el miedo y el terror porque se lesione y por su desaparición definitiva. Aquí no existe la libertad, no hay paz, no hay plenitud.

La montaña dentro de ti fue creada por Dios. Tu propósito, tu verdadero propósito, fue creado por Dios. Fuiste enviado al mundo por tu Familia Espiritual, aquellos reunidos para ayudarte, aquellos con quienes ya estás conectado.

Así que, en algún momento, con suerte, te tomas en serio tu vida. Y en lugar de perder el tiempo en la superficie, en lugar de tratar desesperadamente de satisfacerte con cosas temporales —con placeres, comodidades y escapes—, comienzas a ver que existe una corriente más profunda, una necesidad más profunda, una realidad más profunda dentro de ti.

Ves eso en otros, y empiezas a verlo en todas partes. Y comprendes que tus pensamientos son solo aproximaciones, que tus creencias, incluso si te son útiles para hacer este descubrimiento, son solo cosas temporales, y su único valor es llevarte a esa montaña y permitirte comenzar el ascenso.

Si tus ideas y creencias te acercan más al descubrimiento, a la experiencia de tu verdadero propósito en el mundo, entonces estas son útiles. Si no lo hacen, entonces son inútiles.

No hay pensamientos neutrales. No hay creencias neutrales. No hay posiciones neutrales. Lo que estés haciendo hoy te está ayudando u obstaculizando en este gran descubrimiento.

No hay relaciones neutrales. Las personas con las que te asocias te están ayudando u obstaculizando en este gran descubrimiento. Incluso si son personas maravillosas y amorosas, están obstaculizándote o ayudándote en este gran descubrimiento.

Porque Dios sabe que no puedes hacer este descubrimiento solo. Necesitarás relaciones que estén asociadas con tu propósito superior. Tendrás que estar con personas que estén haciendo los mismos descubrimientos. Necesitarás este refuerzo. Necesitarás esta compañía. Necesitarás esto para comenzar a tener fe en el propósito superior que te ha traído aquí, en la Realidad Mayor que está dentro de ti. Necesitarás relaciones para dar testimonio de eso.

Necesitas ser libre para encontrar estas relaciones. Necesitas ser libre para experimentar este propósito. Necesitas ser libre para expresar este propósito. Necesitas ser libre para cambiar tu vida y tu enfoque, tus valores y tus prioridades, para poder responder a ese propósito superior. Necesitas ser libre de tus propias ideas establecidas, incluso de tus propias ideas establecidas sobre la religión y sobre Dios, el significado y el propósito. Incluso esas ideas pueden detenerte.

En la base de la montaña hay muchos creyentes, pero aquellos que están comenzando el viaje en la montaña, que están aprendiendo a experimentar y expresar un propósito superior en la vida, ya no son solo creyentes.

Están encontrando algo más profundo que sus creencias. Están teniendo que cambiar sus creencias. Sus creencias son ahora como lentes que ellos usan para ayudarles a ver. Y con el tiempo la prescripción de esos lentes cambia.

Pero los creyentes en la base de la montaña no pueden cambiar sus creencias. Ellos piensan que sus creencias son la verdad. Creen que ellos son sus ideas. Creen que entienden la mente de Dios, el sentido de la vida. Lo tienen todo resuelto. Está en el libro, en alguna parte. Eso es lo que se les ha enseñado. Ellos son creyentes.

No son libres. Piensan que su creencia los libera, que la verdad los libera, pero la verdad real que los libera está más allá de sus creencias.

Dios no es un producto de tus creencias. Las creencias tienen que ver con la perspectiva y el rango de experiencia de uno, con el condicionamiento y el grado en que uno ha comenzado a responder al movimiento más profundo de su vida, a la corriente más profunda de su vida.

Esto no tiene que ver con la creencia. La verdad está más allá de la creencia. Debes tener confianza en un Poder Superior en tu vida, no solo en tus ideas o en las ideas de tu cultura. Las viejas ideas pueden no ser más verdaderas que las nuevas. Solo tienen más aceptación, más solidez.

El significado real de tu libertad, en cada paso, en cualquier camino que la estés mirando, tiene que ver con permitirte encontrar y cumplir un propósito mayor. Desde la posición de tu verdadero Ser, esto es obvio, por supuesto. ¿Para qué otra cosa podría ser?

Pero desde la posición de tu pensamiento y de tus creencias, bueno, parece increíble o tal vez irreal o inconcebible, o lo analizas en términos de lo que dictan tus creencias «Oh, sí, debes convertirte en una persona justa. Debes cumplir con tus deberes». Pero esa es tu interpretación de la montaña. No es la montaña misma.

La montaña te enseñará lo que se necesita. Te enseñará el camino que debes seguir. Te enseñará la sabiduría que el mundo no puede enseñarte. Te enseñará un nivel más profundo de confianza. Te enseñará un nivel más profundo de discernimiento. Te enseñará la diferencia entre las apariencias y la verdadera sustancia. Te enseñará la diferencia entre lo que luce bien y lo que es bueno.

Es misterioso. No puedes controlarlo. Trasciende tus creencias, tus ideas, tu control. Ahora no tienes el control de la misión, por lo que debes aprender a controlarte a ti mismo si tomas este viaje.

Todo con lo que te relacionas —personas, lugares, cosas, trabajo, eventos, circunstancias, incluso tu relación con tu mente y tu cuerpo— se ve ahora de una manera diferente. Si tu mente esta para servir al Espíritu, debes aprender a rendirte al Espíritu. Ahora debes aprender a tomar el viaje en lugar de permanecer a un lado y juzgando la situación. Tu cuerpo ahora debe volverse saludable y flexible para que sea un vehículo para que tú tomes este viaje, para cumplir esta misión en el mundo.

Tus relaciones con dónde vives, con cómo vives, con tus posesiones, tus relaciones con otras personas, con tu empleo, tu relación con tu ciudad, tu comunidad, tu nación, tu relación con el tiempo mismo, tu relación con la naturaleza. La lista sigue y sigue, ya ves, porque todo puede verse en términos de relación. Y básicamente, todas esas relaciones, hasta la última de la lista, tienen que ver con si pueden apoyarte y permitirte encontrar y cumplir tu propósito.

Así es como Dios ve tu vida, ya ves. Antes de hacer este descubrimiento, piensas que tu propósito es lo que te permitirá obtener lo que deseas: más placer, menos dolor, más seguridad, menos inseguridad, más riqueza, menos pobreza, más ventajas, menos desventajas. Piensas que tu propósito, incluso tu espiritualidad, está ahí para darte lo que quieres. Es como decir que tu Espíritu está ahí para servir a tu mente, cuando en verdad es al revés.

Cuando las personas comienzan, todo está al revés. Piensan que Dios está allí para servir a sus deseos, como si Dios fuera un chico de los recados para sus deseos. «Dios está ahí para darme lo que quiero. Dios está ahí para asegurarme y tener lo que yo quiero. Dios está ahí para reforzarme. Dios está a mi disposición». Así piensan muchas personas. «Dios está ahí para validar mis creencias. Dios está ahí para validar mi religión. Dios es lo que yo digo que es Dios. La voluntad de Dios es lo que yo digo que es la voluntad de Dios».

Tonto y arrogante, por supuesto, pero así es como piensan muchas personas, pues ellas no se dan cuenta que no son sus mentes. No se dan cuenta que son esclavas del entorno mental en el que viven. Aún no comprenden que ellas tienen un propósito mayor, que la montaña es real y está más allá de sus valoraciones, que su propósito es creado por Dios y no por ellas mismas, que la religión está ahí como un camino para entender el Misterio y no es un reemplazo para el Misterio.

Pregúntate: «¿Qué debo hacer para aprender sobre mi verdadero propósito?» Escucha lo que el Nuevo Mensaje de Dios está promoviendo y revelando aquí, porque este es un gran recordatorio de que has venido al mundo para servir a un mundo en transición, para servir a un mundo que enfrenta grandes cambios, Grandes Olas de Cambio, que estás aquí con un propósito y ese propósito sigue siendo misterioso.

Aún no sabes qué es, pero sí sabes que lo necesitas. Sabes que es importante y fundamental para ti. Esto te dará la libertad de responder a un Poder Superior dentro de ti, más grande que tu mente, incluso más grande que las creencias de la humanidad, más grande que las apariencias de la vida que te rodea.

Este Conocimiento más profundo es sabio. Es práctico. Es el antídoto contra tu insensatez. Es el antídoto contra tu servidumbre a otros y contra las nociones que prevalecen en tus culturas. Es el antídoto contra mal en el mundo. Es el remedio que Dios ha creado. Satisface tu propósito. Responde tus preguntas. Hace innecesario el cuestionamiento.

Con el tiempo, esta se volverá tu experiencia, pero debes tomar el viaje, y el viaje es muy largo y tiene muchos giros y muchos umbrales. Hacer este viaje es para ti la cosa más natural en la vida. Es como volver a casa y avanzar a la vez. Es como regresar a algo innato y familiar mientras te abres camino, todo a la vez. Y verás, incluso desde el principio, lo que te está frenando, cómo no eres libre en tu forma de pensar o en tus circunstancias o incluso en tus relaciones para comenzar a cuestionar, mirar y escuchar.

Verás cuán pocas personas pueden ir contigo. Incluso tus amigos más cercanos ahora no tienen interés en lo que te atrae. Se asombran por ti. Creen que estás siendo excesivo. Se preguntan por qué no quieres hacer las cosas que solías hacer, por qué no estás haciendo las cosas que ellos quieren que hagas, por qué estás actuando de manera diferente, por qué estás cuestionando, por qué eres tan serio.

Ellos no lo entienden porque ellos mismos no han doblado esa esquina. Ellos apartan la mirada de la montaña y tú la estás mirando fijamente, sintiendo su tirón, sintiendo su gran atracción: la Gran Atracción de Dios.

Verás, incluso desde el principio, que tú no eres libre. No eres libre de pensar. No eres libre de responder. No eres libre de considerar cambiar tu vida por algo más importante. Estás atado a otros. Estás atado a tus ideas. Estás atado a tus miedos. Estás atado a tus circunstancias. Estás atado a las expectativas de otros. Estás atado a tus compromisos. Estás atado a tus deberes. Estás atado a tu familia, a tu cultura, a tu nación.

Es como si tu vida ya hubiera sido cedida. Ya ha sido comprometida en otra parte, y, sin embargo, la gran atracción de Dios está dentro de ti. Esto no significa que tengas que convertirte en un asceta, un monje o una monja. Eso solo está reservado para ciertos individuos. Este es un llamado de Dios para estar en el mundo, pero con un mayor entendimiento, con una mayor asociación, para un propósito mayor.

Al principio tendrás miedo. Pensarás que te estás metiendo en algo peligroso o extraño, o misterioso. Y otras personas te desanimarán, te cuestionarán, te harán dudar.

Ser llamado por Dios es ser llamado a salir de tus circunstancias anteriores, es ser llamado lejos de la gran fila de personas cautivas que andan penosamente, sean ricas o pobres. Es ser llamado a salir de la fila junto a todos los demás. Ser llamado es ser despertado, ser alertado de que existe algo más en tu vida que te ha estado esperando durante mucho tiempo y que ahora es el momento de que respondas.

Las necesidades del mundo lo requieren. Las relaciones que estás destinado a conocer requieren ahora que salgas de la fila, que respondas a un llamado mayor, que comiences a recibir las señales y los símbolos de que tu vida debe dar un gran giro y establecer una nueva dirección: una dirección que tú no inventas, que no está dominada por tus metas, tus miedos, o tus creencias políticas o religiosas, sino por las metas establecidas por Dios, porque Dios es la Gran Atracción, y tú debes convertirte en un gran respondedor.

Eso es la libertad. Para eso es la libertad. De ahí proviene la libertad. Esto es lo que libera tu Espíritu para cumplir su misión en el mundo. Esto es lo que te libera de la dominación de tus pensamientos. Esto es lo que te libera de los terrores y los incentivos de este mundo. Esto es lo que te alivia de las muchas circunstancias agravantes de la vida. Esto es lo que te da compasión por los demás, porque ves que los demás están atrapados por las circunstancias, por las creencias, por la pobreza, por la riqueza, por el dolor, por el placer; atrapados, encadenados al muro de su propia sumisión.

Aquí debes estar dispuesto a seguir adelante incluso si nadie va contigo. Debes aprender a tener esa fuerza y ​​esa integridad. No estarás solo por mucho tiempo en este viaje, pero debes emprender el viaje solo. La justificación debe venir de tu interior. Serás apoyado por las señales a tu alrededor, pero debes tener la fuerza para hacerlo.

Y, al hacerlo, verás cuánto poder le has dado a otros, cuánto necesitas la aprobación de otros, cuánto temes su desaprobación, cuán inseguro realmente te sientes, a cuánto has renunciado para sentirte a salvo y seguro. El acercamiento a la verdad revela la verdadera naturaleza de tus limitaciones, la verdadera naturaleza de tu sumisión y el verdadero dilema para toda la humanidad.

El camino a la libertad puede encontrarse en todas las grandes religiones. Este no ha sido destruido por la manipulación humana, pero muchas personas lo han perdido de vista, y el mundo ahora está cambiando. La humanidad se enfrenta a umbrales que nunca ha enfrentado: las Grandes Olas del Cambio y la Gran Oscuridad que está en el mundo.

Por eso se ha enviado un Nuevo Mensaje de Dios, y el llamado está saliendo. El llamado es poderoso. La necesidad es grande. Las circunstancias a las que estás destinado a servir están surgiendo, y debes estar preparado. No tienes mucho tiempo. No puedes sentarte en la valla durante años y años, preguntándote y dudando, avanzando, retrocediendo, aceptando, negando, actuando, reaccionando. Ahora debes volverte audaz, porque el momento de expresarte, el momento para que tu propósito sea comunicado y descubierto se avecina. Está surgiendo. Porque el mundo debe reclamar tu propósito superior, y las necesidades del mundo están surgiendo y se volverán cada vez más intensas en el futuro.

Lo que tienes que hacer aquí no depende solo de ti. Tiene que ver con otros. Tiene que ver con las circunstancias. Tiene que ver con una realidad emergente en el mundo. Eres parte de algo mucho más grande, parte de algo que tiene que ver con el futuro y el bienestar de la humanidad, algo que tiene que ver con el Plan de Dios, el cual no está gobernado por la religión o por el entendimiento humano.

Debes escuchar estas palabras con tu corazón, porque existe una resonancia más profunda dentro de ti y existe un poder más profundo dentro de ti. Existe una mayor libertad para ser experimentada. Y hay una mayor misión que cumplir.